Hola a todos mis amigos, amigas y humanoides en general. Hoy os voy a relatar mi divertida experiencia en el hospital. Os cuento:
El caso es que estaba yo el domingo retorciéndome de dolor, pensando que tal vez me estuviera intentando poseer el demonio (o uno de los Teletubbies, nunca se descarta nada) y mi padre, como buen exagerado, decidió llevarme a Urgencias. Yo, por supuesto, accedí pensado en la gran variedad de drogas medicamentos que tienen para hacer desaparecer el uso de la razón dolor.
Así que nada, me vestí, me arreglé un poquillo y llegué en cochecito a la clínica, esperando un calmante rápido y volver a casa con la conciencia de mi padre tranquila. Pero imaginaos mi cara cuando una doctora empieza a darme aguijonazos con el dedo índice por todo el abdomen, cada vez más fuerte, mientras yo pensaba: "Como me apriete una vez más se me salen los intestinos, por Dios". Pero no, no paraba. De hecho, empezó a decirme, con esa cara de felicidad que sólo tienes cuando sabes que estás torturando a una persona: "¿Te duele cuando aprieto o cuando levanto el dedo?" Madre mía, yo sólo pensaba formas de asesinar a esa mujer.

Después de eso vino la analítica. Se acercó un enfermero con una aguja en la mano, con la sonrisilla de "Sí, tú y yo sabemos que te voy a pinchar, y te va a doler" (con la aguja, panda de malpensados ;) ), y todo empezó a darme vueltas. Dos tubos de sangre que me sacó, ¡será avaricioso el tío! No se conformaba con uno, no, si duraba más la tortura, pues mejor, sí señor. En fin.
Tras un largo rato de tomarse el café utilizar todos los medios necesarios para hacer rápidamente la analítica, que para eso es de una paciente en Urgencias, apareció un señor motivadísimo con una silla de ruedas diciéndome que me van a hacer la ecografía. Yo, claramente, al ver la silla de ruedas pensé: "DIOS, VOY A MORIR" Pero no, tan sólo me llevó a que dos chicas me hicieran una ecografía de mi abdomen, apretando aún más donde me dolía, (para rematar la faena de la primera doctora), y tras un ratillo de mirar a una pantalla donde sólo se veía sombras, que lo mismo veía un hígado que el espíritu de Lord Voldemort, muy graciosas ellas, me dijeron: "Apendicitis aguda. Te tenemos que operar ya o te perfora. Y si eso ocurre puedes incluso morir." A lo que yo sólo respondí: "(¡¡¡¡¡¡Hiaksgjhakhg de kjfghajlg, pero seréis zokagll, y me decís tan tranquilas que me voy a morir, mlas péckgha!!!!!!!) Ah, vale."
Así que nada, tras una media hora unos minutos de llanto, llamadas y ataques histéricos por parte de mis amigos (Gracias chicos, por tener tanta templanza en esos momentos ;) ) me viene una enfermera a decirme que me quite la ropa. ¡¿PERDÓN?! JA JA No me hace gracia. Pero sí, me pusieron una de esas batas medio transparentes con el culo al aire; aunque por suerte, la enfermera, tras ver mi cara, la dio un par de vueltas y me la ató como un kimono, a lo geisha. No os voy a mentir, entre eso y la coleta de china que me hizo, entré al quirófano bastante sexy.
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Por último, el quirófano, no fue una experiencia muy agradable, me
drogaron anestesiaron por vena, y como una buena rubia, mostré tranquilidad a pesar de no tener ni idea de lo que me decían.
Y a grandes rasgos, esta fue mi experiencia en el hospital, estuve ingresada unos días enganchada a un gotero y aquí sigo en casa con mi raja y mis puntos, pero feliz. Eso sí, yo sólo os digo una cosa: Si alguna vez tenéis que ir a al hospital, buena suerte con salir vivos del pasaje del terrror :).