domingo, 19 de febrero de 2012

Why so serious?

Buenos días domingueros, espero que esta semana no os haya tratado demasiado mal y hayáis pasado un buen San Valentín y San Faustín respectivamente. Hoy me apetece comentar algo que vemos TODOS LOS DÍAS y que más de la mitad ignoran. La idea de escribir sobre ello se me ocurrió el ayer por la mañana, pero estuve muy vaga, lo siento.

El caso es que estaba yo corriendo por el Paseo del Manzanares (hay que empezar la operación biquini, que si no me canso a la semana como siempre) y para no aburrirme iba con la música a tope y cantando de vez en cuando, por lo que, como supongo que es normal, la gente me miraba pensado que debía estar como una regadera. Pero bueno, llega un momento que te da igual, y de hecho te hace gracia, o al menos a mí me parecía muy divertido ver las caras de la gente mirándome con desaprobación o como si fuera una rareza (la calle ya no es lo que era, no se puede ni cantar -.-). Así que cuanta más gente se me quedaba mirando más sonreía yo, y al llegar a la altura de Príncipe Pío paré un poco a descansar. Debía estar cantando por lo bajini mientras recuperaba el aliento y una niña muy chiquitita, de unos 3 añines se me acercó dando palmas. Entonces me di cuenta de que estaba cantando más alto de lo que yo pensaba, pero lo que más me llamó la atención fue que la atrevida niña se me acercó con una gran sonrisa en la cara, quería unirse. Entonces empecé a comparar en mi cabeza todas las caras que había ido viendo desde que salí de casa y ninguna se le parecía. Parece que al ser pequeños no tenemos vergüenza alguna, y según crecemos empezamos a marcarnos unos límites y a cercar lo que "se debe hacer". Pero ir por la calle saltando no es malo, ir alegre con tus amigos medio bailando tampoco y cantar menos aún.


Al hacer el camino de vuelta me fijé más que nunca en los niños. Iban alegres de estar fuera, con sus papás o abuelos, pero parecía que ellos no. En vez de disfrutar con sus hijos o nietos iban mirando a todas partes, observando y con una seriedad que no encajaba con pasárselo bien. Por lo que parece ahora lo normal es la seriedad. Pues yo os digo una cosa: hay momentos en los que debemos tomarnos las cosas en serio, pero cuando no es necesario, cuando estamos haciendo algo por diversión, ¿por qué pasar un mal rato? ;)

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