domingo, 4 de marzo de 2012

Explosiones. Nada puede hacerte más GUAY.

Buenas noches amiguitos, merluzos y frikis de Internet, ¿todo bien verdad? En realidad no me vais a responder, así que mejor dejaré de hablar sola, que para eso ya tengo Twitter.

En fin, hoy quería comentaros un factor importante para ser tan guay como Chuck Norris, los Ángeles de Charlie (si, las tres a la vez, que a esas no las separan ni para ir a comprar el pan) o Lobezno. ¿Alguno lo ha adivinado? ;)

Vivimos en la generación de la imagen, y se ve que ha causado mella. La gente en un momento límite como la explosión de un coche u otro artefacto a su espalda reacciona intentando escapar, o al menos los más o menos racionales. Pero llega un momento en el que, o porque estás muy acostumbrado, o porque no ves ni torta (lo de llevar gafas de sol por la noche para ser guay tiene sus inconvenientes), te da igual. Sólo sabrás que eres guay cuando una explosión con su correspondiente bola de llamaradas se te abalance, y te importe los más mínimo. Pero yo os digo una cosa: ¿No os habéis dado cuenta de que eso ocurre y justo después acaba la escena? Pues no debería deciros esto, pero voy a compartir con vosotros un secretillo del cine. El final de la escena es el actor o actores en cuestión corriendo al notar como su trasero se está tostando más que un guiri en la playa de Valencia en pleno Agosto. Así que ya sabéis, podéis ser guays, muy guays, pero siempre llevando un extintor apuntando hacia el pompis ;)

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